Tras exitosa rehabilitación, Corantioquia y Cornare regresaron búho real a su hábitat natural

Con sus alas renovadas y la certeza de batirlas nuevamente en libertad, un búho real de nombre científico Bubo virginianus, fue liberado en su hábitat natural tras más de un año de recuperación y rehabilitación gracias al trabajo articulado entre Cornare y Corantioquia.

Este majestuoso ejemplar fue hallado por Corantioquia con posibles signos de haber estado en cautiverio; posteriormente, fue trasladado al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre de Cornare, CAV, para ser sometido a un proceso integral de recuperación y rehabilitación.

¿Cuando se rescató?

“En 2022, cuando rescatamos este búho, lo llevamos a nuestro Hogar de Paso y tras la valoración médico veterinaria se determinó que necesitaría ser rehabilitado, por lo que acudimos a nuestra CAR hermana Cornare, para que nos apoyara en esta misión, ya que allí cuentan con un recinto especializado para rehabilitar aves rapaces tanto diurnas como nocturnas”, refirió Felipe Galvis, biólogo del convenio entre Corantioquia y la Cooperativa Preecodes.

Por su parte, Camilo Muñoz Collazos, médico veterinario y coordinador del CAV de Cornare narró que, una vez en las instalaciones del Centro de Atención de la Corporación llevaron a cabo una evaluación exhaustiva y pruebas clínicas a este individuo, que permitieron evidenciar que tenía un recorte de vuelo y múltiples signos compatibles con cautiverio. búho real

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El primero paso para su recuperación fue iniciar con un tratamiento para la corrección de las alteraciones nutricionales y también, fue necesario la realización de arreglos e implantes de vuelo (consiste en adherir plumas de otra ave donante).

“Una vez culminado este proceso clínico, el búho real fue trasladado a nuestra jaula especializada para la rehabilitación de rapaces, en la cual, por medio de ejercicios de vuelo, manejo nutricional y enriquecimientos ambientales, logramos que el ave desarrollara capacidades de caza y de vuelo esenciales para su supervivencia en la naturaleza”, concluyó Camilo Muñoz.

Después de que el Bubo virginianus demostró que estaba listo para regresar a su hábitat natural, Cornare lo entregó de nuevo a Corantioquia, quien se encargó de liberarlo en un predio ubicado en el Magdalena Medio antioqueño, donde hay distribución de esta especie. Este hábitat cuenta con las condiciones de conservación y los recursos alimenticios y de refugio para que el animal se pueda establecer satisfactoriamente allí.

Desde ambas autoridades ambientales se extiende un llamado a la comunidad para que apoye la conservación de la fauna silvestre, denuncie cualquier acto de tráfico y tenencia ilegal o que pueda dañar la vida de estos individuos. Mientras tanto, ambas corporaciones continuarán trabajando conjuntamente en alianzas y estrategias que propendan por la conservación de la vida silvestre. búho real

Sobre el trabajo articulado de las corporaciones

Gracias a la buena relación interinstitucional entre autoridades ambientales, conjuntamente, Corantioquia y Cornare han podido rehabilitar 33 animales silvestres, víctimas del tráfico y la tenencia ilegal desde el 2022 y hasta la fecha: 2 titís gris (Saguinus leucopus), 7 sinsotes (Mimus gilvus), 2 sirirí (Tyrannus melancholicus), 1 carriquí de montaña (Cyanocorax yncas), 1 gallinazo negro (Coragyps atratus), 1 ocelote (Leopardus tigrinus), 1 búho real (Bubo virginianus), 1 mirla patinaranja (Turdus fuscater) 3 turpial montañero (Icterus chrysater) 1 chamón (Molothrus bonariensis), 4 búhos de anteojos (Pulsatrix perspicillata) y 9 currucutús (Megascops choliba).

Sobre esta especie

El búho real, Bubo virginianus, se distribuye en una gran variedad de hábitats en Colombia como lo son: bosques templados, bosques tropicales, praderas, zonas montañosas, entre otras zonas; así mismo, en Antioquia se puede encontrar potencialmente en regiones como Magdalena Medio (Puerto Triunfo, Puerto Berrío, Yondó, Caracolí, entre otros municipios) y Bajo Cauca (Caucasia, Nechí).

Su importancia para los ecosistemas radica en que al ser un depredador tope regula las poblaciones tanto de especies de roedores como de insectos, que para el ser humano son consideradas como “plagas”, esto le ha permitido adaptarse a zonas con alta presencia humana, así como a zonas boscosas donde la interacción con el hombre es mínima.

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